Nuestra boca está expuesta a numerosos ataques, tanto internos como externos, y estos pueden afectar negativamente a la salud oral, que a su vez, está ligada al estado de salud general de las personas. En algunos casos, las enfermedades sistémicas se reflejan en la boca, así como padecer enfermedades orales tales como periodontitis o gingivitis, pueden llegar a ser un indicador de futuros problemas cardiovasculares. Por estos motivos, la higiene dental se convierte en un factor muy importante a la hora de prevenir enfermedades y mantener nuestro estado de salud general en buen estado. Además de conservar su funcionalidad y proporcionar una sonrisa estética, lo que en conjunto, favorece la calidad de vida.
Conseguir una buena higiene dental está de la mano de cualquiera, pero es más eficiente cuando tiene lugar con el consejo profesional personalizado. Cuidar la higiene bucodental es cuidar la salud, puesto que hace innecesarios tratamientos más costosos e invasivos.
Cómo conseguir una buena higiene dental en casa
Incluir en la rutina de higiene diaria unos patrones de higiene dental que combatan el cúmulo de placa bacteriana y sus nocivos efectos sobre las encías y piezas dentales. Es muy importante evitar afecciones como caries o enfermedades de carácter periodontal (la periodontitis o gingivitis), que suponen una infección en los tejidos que dan soporte al diente. Por ello, aconsejamos:
- Cepillado dental por lo menos tres veces al día, durante un mínimo de tres minutos.
- Limpiar la superficie de la lengua, con el cepillo o raspador lingual.
- Utilizar hilo dental o cepillos interproximales en cada cepillado.
- Utilizar enjuagues antibacterianos.
Pautas necesarias para tu propio plan de higiene dental
Una vez reconocida la importancia de conseguir una buena higiene dental y su repercusión en el estado de salud físico y anímico general, se deben tener en cuenta las siguientes pautas.
- Cepillado dental: permite la remoción mecánica de la placa bacteriana y evita que esta prolifere, así como la creación de sarro al calcificarse. Debe practicarse, como mínimo, tres veces al día y hay que ser cuidadoso a la hora de no saltarse ninguna zona. Para ello, se recomienda empezar siempre por el mismo lugar de la boca y terminar en el opuesto. El uso de un cepillo de cabezal pequeño permite limpiar de forma eficaz en zonas de poca accesibilidad, como las muelas posteriores. La dureza de las cerdas del cepillo es importante (se recomiendan de dureza media) y no hay que ejercer demasiada presión sobre las encías.
- Limpieza interproximal: no se logra una correcta higiene dental sin retirar las bacterias que anidan entre los dientes. El uso del hilo dental o de cepillos interproximales es requisito indispensable para ello. Se recomienda su uso en cada cepillado.
- Limpieza lingual: la lengua también está expuesta a la contaminación de bacterias nocivas, por lo que su limpieza es importante y necesaria.
- Enjuagues: el uso de enjuagues de carácter antibacteriano supone una ayuda a la limpieza mecánica. No se debe enjuagar con agua tras su uso, puesto que esto restaría eficacia a sus propiedades.
Cómo nos ayuda el dentista a cuidar los dientes
Puede ser muy beneficioso que, durante las revisiones periódicas, se reciban consejos de forma personalizada por parte de los profesionales en salud e higiene dental. En las revisiones se abordará la necesidad de un tratamiento para alguna patología resultante de una ineficiente higiene o el interés e información de cómo prevenirla. Por ello debemos:
- Acudir a revisión de forma periódica.
- Llevar a cabo la técnica de cepillado más adecuada según las características individuales que nos aconseje nuestro dentista.
- Limpiezas dentales profesionales realizadas de forma regular.
- Recomendaciones sobre el dentífrico más adecuado.
- Señalar posibles fallos a la hora de mantener la higiene dental deseada.
Estas pautas, unidas a un buen asesoramiento profesional, en el que se elijan el dentífrico y la técnica de cepillado más adecuados, harán que conseguir una buena higiene dental sea sencillo.