El síndrome del diente fisurado, como su propio nombre indica, hace referencia a la lesión que presentan los dientes que sufren alguna fisura o fractura. Por lo general, esta fractura suele ser demasiado pequeña como para poder ser detectada a simple viste e, incluso, en una radiografía. Otras veces, esta fisura se encuentra debajo de la encía, lo cual la hace igualmente difícilmente identificable. Por lo general, el síndrome del diente fisurado afecta a las muelas.
¿Por qué se rompen los dientes?
Existen varios comportamientos que pueden hacer que un diente se rompa o fisure, desde realizar un gesto tan sencillo como morder un caramelo (o cualquier otro alimento duro) hasta apretar la mandíbula o sufrir bruxismo. En otras ocasiones, la causa de que un diente sufra una fractura puede encontrarse en un golpe o un accidente.
Como avanzábamos al comienzo del artículo, cuando la fisura es pequeña, esta puede ser difícil de detectar, no solo porque resulte invisible al ojo humano, sino porque a menudo ni siquiera se revela en una radiografía. Por este motivo, resulta necesario someterse a exámenes bucales completos cada cierto tiempo y tener en cuenta que, si se tiene un historial de dientes fisurados, se será más propenso a sufrir estas fracturas más adelante.
¿Cuáles son los síntomas del diente fisurado?
Cuando un diente se fractura, la persona suele experimentar dolor agudo al morder. Esto se debe a que la presión que se genera con cada mordida puede hacer que la grieta se abra y la pulpa interior se irrite. Este dolor suele ser intermitente y generalmente se siente con más intensidad cuando se come o bebe (también al exponer los dientes a temperaturas calientes o frías). Otras veces, la persona con un diente fisurado puede no sufrir ningún dolor en absoluto.
¿Cómo se trata un diente fisurado?
En la actualidad, existen varias opciones para tratar un diente fisurado, desde adhesiones dentales, hasta una extracción, pasando por la utilización de una corona. Generalmente, la elección de un tratamiento u otro dependerá de la pieza dental afectada y la severidad de la fractura. De esta forma, cuando la grieta es mínima y afecta a una muela, puede optarse por pulir el diente, mientras que cuando la grieta atraviesa el esmalte, puede necesitarse colocar una corona o realizar una endodoncia.
Por otra parte, cuando se trata de un diente frontal el afectado, puede optarse por repararse con adhesivo dental (una resina con capacidad para sellar la fisura). En el caso de que la fractura sea más profunda o larga (sin llegar a alcanzar a la raíz), una corona puede resultar la opción más efectiva. Si, sin embargo, la fisura ha llegado a afectar a la parte interna del diente y ha alcanzado la pulpa dental, puede ser necesario realizar un tratamiento de conducto radicular para tratar la pulpa inflamada y salvar el diente. En el escenario más desfavorable, cuando la fisura se extiende por debajo de la encía, es muy probable que resulte necesario extraer el diente para colocar un implante.
Tratar un diente fisurado es fundamental para evitar que un trozo de este termine por caerse. Además, sin un tratamiento adecuado, existe un riesgo mayor de desarrollar una infección en la zona de las encías que rodea al diente afectado.